Los virus de la gripe A son los de mayor importancia para la salud pública debido a su potencial pandemiógeno. Los virus de la gripe de tipo A se dividen en subtipos según las combinaciones de diferentes subtipos dedos proteínas de superficie, a saber, la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Hay 18 subtipos diferentes de hemaglutinina y 11 de neuraminidasa. En función del huésped original, los virus de la gripe de tipo A se pueden clasificar como aviares, porcinos o de otros animales. Algunos ejemplos son los virus de la gripe aviar A(H5N1) y A(H9N2) o los de la gripe porcina A(H1N1) y A(H3N2). Todos esos virus gripales de origen animal de tipo A difieren de los virus de la gripe humana y no se transmiten fácilmente entre las personas.

Los virus de la gripe aviar y porcina, así como otros virus gripales de origen zoonótico, tienen la capacidad de afectar a los seres humanos, dando lugar a una amplia gama de enfermedades. Estas pueden variar desde infecciones leves del tracto respiratorio superior, manifestadas por fiebre y tos, hasta enfermedades más graves como neumonía, choque séptico, síndrome de distrés respiratorio agudo e incluso la muerte. En el caso de infecciones por el virus A(H5N1), es más común experimentar síntomas gastrointestinales. Además, se han registrado casos de conjuntivitis asociados a los virus A(H7).

En los pacientes afectados por los virus de la gripe aviar A(H5) o A(H7N9), se ha observado una evolución clínica agresiva. Los síntomas iniciales más comunes incluyen fiebre alta (igual o superior a 38°C) y tos. Además, se han reportado signos y síntomas de afectación de las vías respiratorias inferiores, como dificultades para respirar o disnea. Por otro lado, los síntomas característicos de afección de las vías respiratorias superiores, como faringoamigdalitis o coriza, son menos frecuentes. Es importante mencionar que algunos pacientes también han presentado síntomas adicionales, como diarrea, vómitos, dolor abdominal, sangrado por la nariz y las encías, así como dolor torácico, a medida que progresa la enfermedad.

La infección por los virus de los subtipos A(H5) y A(H7N9) puede llevar a complicaciones graves. Entre ellas se incluyen la hipoxemia (baja concentración de oxígeno en la sangre), disfunción orgánica múltiple e infecciones bacterianas y fúngicas secundarias. Es importante destacar que la tasa de letalidad de estas infecciones en humanos es considerablemente más alta que la de las infecciones por el virus de la gripe estacional. Por tanto, es crucial tomar medidas preventivas y buscar atención médica adecuada en caso de sospecha de infección por estos virus.

Se han registrado casos de infecciones en seres humanos causadas por virus de la gripe aviar y otros virus de origen zoonótico. Estas infecciones generalmente ocurren por contacto directo con animales infectados o con entornos contaminados por dichos virus. Sin embargo, es importante destacar que la transmisión de persona a persona de estos virus no suele ser eficiente.

En el año 1997, se registraron casos de infección en humanos causados por el virus altamente patógeno A(H5N1) durante un brote en aves de corral en la región de Hong Kong, China. Desde entonces, este virus de la gripe aviar ha logrado extenderse desde Asia hacia Europa y África, estableciéndose en las poblaciones de aves de corral en algunos países. Estos brotes han provocado millones de casos de infección en aves, cientos de casos en humanos y lamentablemente, han ocasionado múltiples fallecimientos.

Los brotes de gripe aviar en aves de corral han tenido consecuencias significativas en los medios de subsistencia de la población, así como en la economía y el comercio internacional de los países afectados. Además del virus A(H5N1), otros subtipos de gripe aviar también han desencadenado brotes tanto en aves de corral como en seres humanos. Estas situaciones representan un desafío tanto para la salud pública como para la seguridad alimentaria, y requieren una respuesta integral y coordinada a nivel nacional e internacional.

En el año 2013, se registraron los primeros casos de infección en humanos por el virus de la gripe aviar A(H7N9) en China. Desde ese momento, el virus ha continuado propagándose ampliamente entre la población de aves de corral en todo el país, lo que ha dado lugar a varios cientos de casos adicionales en seres humanos. Lamentablemente, esta propagación ha sido asociada con un alto número de fallecimientos. La situación plantea un desafío importante para las autoridades sanitarias y requiere medidas de control eficaces para prevenir una mayor propagación y proteger la salud pública.

El diagnóstico de las infecciones humanas causadas por virus gripales de origen zoonótico se realiza a través de pruebas de laboratorio. La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe, proporciona protocolos actualizados para la detección de la gripe humana de origen zoonótico utilizando métodos moleculares, como la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa, u otros métodos diagnósticos.

Es importante tener en cuenta que las pruebas diagnósticas rápidas (PDR) tienen una menor sensibilidad en comparación con la PCR y su fiabilidad puede verse afectada por las condiciones en las que se utilizan. Además, en general, las PDR comerciales no proporcionan información sobre el subtipo específico del virus. Aunque las PDR se utilizan en ocasiones en la práctica clínica, su utilidad para detectar virus zoonóticos es limitada.

Por lo tanto, se recomienda el uso de métodos moleculares más sensibles, como la PCR, para confirmar la presencia de infecciones por virus gripales de origen zoonótico. Estos métodos permiten una detección más precisa y brindan información importante para la vigilancia y el control de estas enfermedades.

Hay pruebas de que algunos antivíricos, en particular los inhibidores de la neuraminidasa (oseltamivir, zanamivir) pueden reducir la duración de la fase de replicación del virus y mejorar las perspectivas de supervivencia, aunque todavía hay que esperar los resultados de ensayos clínicos en curso. Se ha descrito la aparición de resistencia al oseltamivir.

En los casos sospechosos, el oseltamivir debe prescribirse lo antes posible (de preferencia en las 48 horas siguientes al inicio de los síntomas) para que se puedan obtener los máximos beneficios terapéuticos. Sin embargo, dada la importante mortalidad actual de la infección por virus de los subtipos A(H5) y A(H7N9) y las pruebas de que los virus se replican durante largos periodos en esta enfermedad

No se recomienda uso de corticoesteroides. En caso de infección grave por los virus A(H5) o A(H7N9), el clínico puede considerar necesario aumentar la dosis diaria recomendada o la duración del tratamiento.

La absorción del fármaco puede ser deficiente en pacientes con infección grave por virus A(H5) o A(H7N9) o con síntomas gastrointestinales graves. Se debe tener en cuenta esa posibilidad al tratar a estos pacientes. La mayoría de los virus A(H5) y A(H7N9) recientes se han mostrado resistentes a los antivíricos de adamantina, cuyo uso por lo tanto no se recomienda.

El control de la propagación de los virus de la gripe aviar en las aves de corral es crucial para mitigar el riesgo de infección en los seres humanos. Dado que los virus A(H5) y A(H7N9) pueden persistir en ciertas poblaciones de aves de corral, se requiere un compromiso a largo plazo por parte de los países para implementar medidas de control. Esto implica una estrecha coordinación entre las autoridades de salud pública y veterinaria.

En el caso de los virus de la gripe porcina, la mayoría de los casos humanos se han relacionado con una estrecha proximidad a cerdos infectados o la visita a lugares donde hay exposición a cerdos. Sin embargo, la transmisión de persona a persona ha sido limitada en la mayoría de los casos.

En algunos casos, usar una mascarilla te protege de los virus A y B de la influenza humana, que son los responsables de la mayoría de los brotes de gripe (influenza) de temporada. los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) generalmente sugieren que  se pongan mascarilla los trabajadores de los cuidados médicos que están en contacto estrecho con personas con gripe.

Los CDC no recomiendan que las personas que están en lugares públicos se pongan mascarillas para protegerse de la gripe. Sin embargo, si no estás totalmente vacunado contra la COVID-19, es posible que debas tomar precauciones adicionales, como llevar una mascarilla de tela en lugares públicos para reducir el riesgo de contraer o trasmitir el virus de la COVID-19.